Quiero ser tu felicidad

Cómo podría perder el tiempo sin percibirlo
haciendo que mi voz se enrosque en sus oídos,
que mis enojos se hagan parte de su molestia interna,
y que solo nos acerque un portazo.

Y aquí estoy otra vez,
ocultándome entre cuatro paredes,
las que me alejan de la realidad
y de lo que me propuse crear
una irrealidad barata de tan fino cristal
que inesperadamente explotará.

Cómo podría perder minutos
que gloriosos son en el diario vivir
sin un abrazo de él, sin un beso, sin una caricia.
Desperdiciar minutos, para poder observar que si él hubiera partido
el instante en que de mis labios se escapó un ¡No puedo más!
este itinerario sería diferente: inhóspito y yermo,
pero él está aquí, a mi lado , conmigo.

Sé que esto tiene que acabar, el tiempo nos reduce,
y a el también le tocará. Cómo dolería perderlo,
que tarde seria el no poder abrazarlo, besarlo y sentir sus caricias,
escuchar a lo lejos un “Te quiero hija” y verlo caminar hacia mi,
sin reproches ni reclamos, sin fracasos, ni razones por las que llorar de tristeza.

En el poco espacio de tiempo que nos quede por vivir,
no permitiré que el silencio disipe nuestro amar,
que el planee por los cielos mientras yo tenga que caminar
que el esté triste cuando en mi alma halla felicidad,
o tal vez sí, pero me recordará por ser esa hija
que se esmeró por hacerlo feliz, y aun así no pudo,
pero está tranquila pues dentro de nuestros enojos,
jamás se fue de mi boca un te amo
y tampoco dejé de llamarle Papá.